Milán recibe un nuevo premio Pritzker. Grafton Architects y la Universidad Bocconi
Gracias a su extraordinaria capacidad de interpretación de contextos, capaz de dar varias respuestas para cada encargo y de crear nuevos escenarios de interacción entre comunidades y ciudades, Yvonne Farrell y Shelley McNamara – Grafton Architects – ganan el Premio Pritzker 2020.
El edificio de la Universidad Bocconi, diseñado por el dúo irlandés y construido en 2010 en Milán, es un ejemplo de su trabajo. Un edificio que crea relaciones físicas y formales con la ciudad y permite que el espacio público entre y se superponga a la vida universitaria.
El campus Bocconi a lo largo de los años
Comenzando con el edificio diseñado en 1937 por Pagano, la Universidad Bocconi ha involucrado a famosos arquitectos para la construcción de su campus a lo largo de los años. El resultado es una estratificación de arquitectura moderna y contemporánea que ha rediseñado una parte de la ciudad.
De Giuseppe Pagano a Giovanni Muzio, continuando con el proyecto de Ignazio Gardella, llegamos a 2010 con la ampliación de Grafton Architects y finalmente a los recientes edificios dentro de un parque diseñados por Sanaa, que aún no han sido totalmente inaugurados.
El proyecto de Grafton Architects. Una unidad urbana en sí misma, una pequeña ciudad en la ciudad
Con el fin de celebrar el centenario de la Universidad, en 2002 se celebró un concurso internacional por invitación para la construcción de un nuevo edificio que albergase a todo el personal docente y una nueva y amplia sala de conferencias.
El edificio ocupa un terreno rectangular, 70x160m, entre viale Bligny y via Roentgen, dentro del complejo universitario de la Universidad Bocconi.
Inspirándose en las características de la arquitectura milanesa, desde la forma y la vitalidad del cercano mercado del Broletto hasta la robustez exterior de los edificios de la ciudad que esconden pequeños tesoros internos como patios y jardines, Grafton Architects conciben la sede de Bocconi como una fortaleza de piedra, de aspecto macizo pero al mismo tiempo permeable y abierta a la ciudad.
Usando un principio estructural similar al de los puentes, 5 plantas cuelgan de poderosas vigas. Debido a la ausencia de pilares, patios internos, pozos de luz, jardines colgantes, escaleras entrelazadas y terrazas en diferentes niveles esculpen el espacio interior.
El resultado es un sistema articulado de espacios, flotando uno sobre el otro. Las oficinas, en correspondencia con las vigas suspendidas hacia el cielo, son bloques de vidrio que disfrutan de la luz y el aire y abren enormes haces de luz que conducen al subsuelo, mientras que un sótano de tres niveles subterráneos alberga la sala de conferencias para 1000 personas que modela las fachadas a la calle, el gran vestíbulo conectado a través de una gran abertura a la plaza y los espacios de exposición y eventos.
El espacio público fluye entre estos dos sistemas: la plaza frente al edificio – cubierta con losas de piedra Gre, el suelo de la ciudad – entra e invade el corazón interior del edificio universitario.
La universidad se convierte en un gran lugar para compartir el conocimiento y las relaciones sociales.
Texto: Bianca Pichler, GA Milano
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