Un Ovni en El Cabanyal. Un proyecto participativo entre el Ayuntamiento de Valencia y el colegio Santiago Apóstol convierte un solar abandonado en un patio escolar
Tras una dictadura de casi 40 años, la toma de decisiones en España no se caracteriza por tener en cuenta la opinión de la ciudadanía. Aún hoy, después de casi medio siglo de democracia, se mantienen las estructuras de poder piramidales que en países con trayectorias democráticas más largas hace tiempo que se sustituyeron por procesos participativos.
Uno de estos procesos se ha dado de manera ejemplar en el Santiago Apóstol, un colegio con mayoría del alumnado de población gitana que hasta ahora no tenía patio. El centro se ubica en el El Cabanyal, un barrio histórico sometido a intensa presión inmobiliaria, debido a su privilegiada situación en el frente marítimo de Valencia. El antiguo gobierno local conservador quiso demoler 1.650 viviendas para abrir al estilo Haussmann una avenida. En su intento, dejó en herencia multitud de solares vacíos.
Uno de esos espacios sin uso, cedido por el Ayuntamiento de València, se ha convertido en el patio del Santiago Apóstol. De esta forma se ha iniciado una colaboración entre el gobierno local, el colegio y un equipo humano multidisciplinar que ha guiado al alumnado para diseñar el nuevo patio. Y lo que han decidido es que sea un espacio de aprendizaje, versátil, lúdico, verde, inclusivo, abierto al barrio, respetuoso con el medio ambiente y, sobre todo, ¡Divertido!
Los arquitectos Javier Molinero y Bernat Ivars han transformado un solar en un aula al aire libre, un bosque “Marino”, un huerto urbano y una cancha deportiva, con la participación del alumnado en todas las fases del proyecto. El aula exterior, que funciona como foro, teatro, sala de conciertos y zona de descanso, es una estructura circular, construida en madera con un carpintero local, en la que crecerán plantas trepadoras. En su ejecución participaron personas con necesidades especiales que enriquecieron el proceso. De momento los niños y niñas lo han bautizado como “el OVNI”.
El bosque “Marino” debe su nombre a las boyas cedidas por la Marina de Valencia que actúan como tiestos para árboles, ya que la cesión no incluye la excavación del suelo. Unas parcelas para cultivar hortalizas y unos bancos recuperados completan la instalación de este espacio acogedor y activo del barrio de El Cabanyal.
Más allá del magnífico ejercicio de diseño de bajo presupuesto en tiempo récord, el nuevo patio del Santiago Apóstol ha puesto en práctica un micro-urbanismo participativo. Un pequeño proyecto de barrio, pero un gran paso en la forma de gestión y diseño que podríamos desarrollar en nuestras ciudades.
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