Turín 2006 -2016: 10 años después de las Olimpiadas
La intensa exposición mediática que supusieron en 2006 los Juegos Olímpicos de Invierno ha contribuido significativamente a la imagen de Turín, mostrando al mundo la cara más escondida de su rica vida cultural y extraordinaria arquitectura. El conjunto de las diferentes obras para los Juegos Olímpicos, destaca como el resultado más significativo de un cambio que ha afectado profundamente a áreas específicas de la ciudad. En algunos casos, el cambio ha estado vinculado a los vastos procesos de transformación, ya iniciados en décadas previas y paralelos a la aprobación del Plan General de la ciudad y la elaboración del Plan Estratégico. En otras ocasiones, sin embargo, el cambio reafirma un conjunto de vocaciones y funciones de sectores urbanos excluidos de las dinámicas de transformación anteriores. Todo el proceso de transformación ocurre en un lapso de tiempo relativamente breve.
Mientras que el turismo, y especialmente las visitas de arquitectura, juega un rol prominente en la formación de la opinión pública con respecto al entorno construido, el desarrollo de los recursos urbanos y arquitectónicos locales ha contribuido a la promoción de la imagen post-industrial de Turín.
Áreas industriales convertidas en laboratorios para la nueva ciudad
El mejor ejemplo de la nueva imagen de Turín es el reciente artículo de la publicación Monocle, que se refiere a ella como un laboratorio que utiliza los espacios industriales que han quedado en desuso para generar un ambiente nuevo e independiente. Aún así, todavía una parte muy importante del patrimonio construido del pasado industrial de Turín y de su patrimonio arquitectónico del siglo XX, incluyendo su revitalización y conservación, parecen haber permanecido en gran parte al margen de la agenda política de la ciudad.
Una panorámica de esos espacios en espera se puede ver en el exposición “Spazi in attesa/ Espacios en espera”, organizada por el Centro Urbano. Los edificios mostrados son algunos de los últimos testigos de una ciudad construida para prácticas y funciones que ya no existen. Desde los años 70, se han abandonado progresivamente 10 millones de metros cuadrados de áreas industriales (aproximadamente el 8% del término municipal de Turín), y entre 1995 y 2015, 5 millones de metros cuadrados han sido transformados en áreas residenciales, comerciales o de servicios, con más de 60 planes de ordenación aprobados.
Un secreto bien guardado, con algunos epítetos en cierto modo contradictorios
El periodista Americano Alexander Stille definió Turín recientemente como el equivalente turístico de “La Carta Robada” de Edgar Allan Poe: el secreto mejor guardado de todos los tiempos, una ciudad totalmente por descubrir, una experiencia inesperada.
Los últimos intentos de restaurar una identidad fuerte de la ciudad han producido varios resultados, a veces controvertidos. La ciudad se ha ido calificando de forma cambiante: la antigua capital barroca, la cuna de la libertad italiana, la ciudad del automóvil, el centro de la cultura de la alimentación, o el polo de la innovación tecnológica. Si bien es cierto que se ha avanzado en las diferentes versiones del pasado de la ciudad en las que un nuevo Turín podría identificarse, ninguna de ellas parece haber prevalecido: tras el fin del Fordismo, la transición de Turín a una identidad nueva, más reconocible y menos fragmentaria, sigue estando pendiente.
Texto de: Cristiana Chiorino
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